Discurso íntegro de investidura del nuevo Alcalde de la ciudad, Antonio Manuel Pérez.

Señoras y señores Concejales, familiares, compañeros y amigos que nos acompañáis en este solemne acto.

Hoy, asumo el grandísimo honor de ser alcalde de Sanlúcar la Mayor bajo el compromiso fundamental de la honestidad. Con una mano sobre la Biblia, y delante de nuestra Carta Magna, acabo de jurar y prometer que voy a gobernar cada día de estos dos años con lealtad absoluta hacia el pueblo de Sanlúcar, en mis aciertos y en mis errores,  primarán siempre por encima de ideologías políticas, el interés general de todos los sanluqueños y sanluqueñas.

Pero permítanme que en esta nueva etapa que hoy comenzamos, mis primeros pensamientos sean para todos y cada uno de los sanluqueños que por una u otra razón se encuentran en una situación difícil y complicada. Quiero trasladaros en mi nombre y en el de toda la Corporación Municipal que desde hoy presido, un mensaje de confianza y aliento. No os voy a dejar solos ni un momento, porque mi prioridad vais a ser vosotros y porque quiero que encontréis al abrigo de vuestro Ayuntamiento, el apoyo, la solidaridad y el respeto que merecéis.

Y como no, en este acto de normalidad institucional que hoy celebramos, quiero tener un recuerdo especial hacia esos 85 hombres y mujeres que desde aquel  19 de abril de 1979, fecha en la que se constituía el primer Ayuntamiento democrático de Sanlúcar la Mayor, han tenido el orgullo de ostentar durante las nueve legislaturas que alumbran a nuestra joven democracia el cargo de concejal de este Ayuntamiento.

Gracias también a mis cinco predecesores por los desvelos y la dedicación prestada hacía Sanlúcar a lo largo de 35 años de democracia. Todos, por encima de colores políticos, los que aún estáis aquí y los que por desgracia ya no están con nosotros, sin paliativos, habéis dejado una huella imborrable en la historia de nuestra ciudad, y es por ello, por lo que quiero destacar la ilusión por una nueva España de José Luis Morillo. La perseverancia a través de tantísimos años de Eustaquio Castaño. La dedicación y el desvelo más allá de su propia vida de Juan Escámez. La fortaleza ante momentos muy difíciles de Raúl Castilla y de una manera muy especial, la capacidad y la nobleza de Juan Antonio Naranjo. Vayan en estas palabras mi admiración y reconocimiento más profundo.

En mi primer discurso como alcalde, quiero tender puentes que ayuden a romper diferencias ideológicas,  cuando hablamos de Sanlúcar y de sus vecinos, es más lo que nos une que realmente lo que nos separa, por tanto, señores concejales, desde aquí  les pido la misma lealtad que les ofrezco, y no les estoy pidiendo lealtad hacía este alcalde, sino hacía el pueblo de Sanlúcar, ya que siempre que así lo hagan, van a encontrar tendida y dispuesta la mano de mi persona.

Nunca me voy a tapar con la manta de la mayoría suficiente con la que cuenta este acuerdo de gobierno para dirigir la ciudad. Sanlúcar mira hacia el futuro con optimismo y esperanza,  y por tanto, su Corporación Municipal debe estar a la altura que marcan tales exigencias. Como les decía, la mayoría suficiente con la que cuenta este acuerdo de gobierno es clave como elemento de estabilidad en el día a día de la ciudad, pero no impide, ni mucho menos limita a que todas y cada una de las propuestas de la oposición sean escuchadas, respetadas y valoradas. Señores de la oposición, un gobierno fuerte como este, necesita de una oposición fuerte que participe activamente en la vida de la ciudad. Yo tengo mi verdad, pero siempre estaré abierto a completar mi verdad con otras verdades, provengan de donde provengan. Así pues, desde hoy les animo a que juntos sumemos por el bien de Sanlúcar, y también les pido porque es mi obligación y mi deseo, que ejerzan con firmeza su labor de oposición. Mi enemigo no es el PSOE, mis únicos enemigos son el paro y la crisis que azotan nuestra ciudad, ahí es donde vamos a redoblar esfuerzos y donde no me cabe la menor duda tendré al Partido Socialista como aliado de batalla.

Señores concejales, tenemos que grabarnos a fuego en nuestras mentes que somos servidores públicos, que venimos a servir y no a servirnos, a gobernar y no a ejercer el poder, a solucionar problemas en lugar de crearlos. Sanlúcar nos eligió para que demos respuestas a sus inquietudes y ese debe ser nuestro principal cometido.

El bastón de mando que hoy recojo, quiero compartirlo con todos los sanluqueños, ellos serán los que marquen mis pasos como Alcalde de nuestra querida Sanlúcar.

Muchas gracias.

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